domingo, 5 de junio de 2016
Pasa la vida y...
Tal como lo prometí, no he escrito nada en los últimos meses.
Eso no significa que no haya triunfado. Muy al contrario.
Me la he pasado comiendo ensaladas, una tras otra, de lechugas, arúgulas, kales, todos de azotea. El Kale resulta que es bianaual y necesita pasar un invierno frío antes de florear, así que seguiré teniendo hojas tiernas por lo menos el resto del año.
Las lechugas ya florearon y se amargaron, pero las dejo que produzcan semilla para después recolectarlas. Como les he dicho, ser ecologista lleva de inmediato al capitalismo y al deseo de acumulación.
El maceto huerto ha sido todo un éxito. Los jitomates que ahí sembré para acompañar a las lechugas ahora están altísimos y ya tienen sus primeros frutos. Está lleno, también de epazotes que nacieron espontáneos y que me da la impresión que, además de hacer más digestivos los frijoles, ayudan a a repeler mínimamente las plagas.
Vayan pues, unas fotos de cómo ha estado la cosa:
La recolección cada 3 ó 5 días era algo así:
Y conforme pasó el tiempo, las lechugas florecieron, los jitomates entraron en la adolescencia y dieron el estirón. Aqui se ven flores blancas de la arúgula, los epazotes espontáneos, los kales ya muy grandes y algún amaranto también espontáneo. A la izquierda las flores amarillas de la lechuga que se ve a la izquierda arriba en la foto anterior.
Así que les recomiendo mucho un buen pedazo de tierra para sembrar. Las macetas hipster que venden, si no son profuntas, si no son grandes, darán plantas raquíticas.
Y las maderas y vidrios son para impedir el paso a los malditos gatos de azotea.
Gatos y hortalizas peleando por las azoteas.
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