domingo, 5 de diciembre de 2010

Cosecha y Confesión

Tengo un par de cosas que confesar. No son malas, ni buenas; son confesión simplemente porque he dudado en decirlas. Pensé ocultarlas, obviarlas. Pero no. Aquí van.

Primera: Jitomate.

Confieso que ha sido eterno. Que le he subido agua muchísimas veces. Que lo he esperado con ansia, emoción y gusto, sólo para ver cómo la planta se va acabando a sí misma en su empeño de hacer jitomates.

Finalmente hoy decidimos cosechar.

He aquí el resultado. Es cosa de ver la fecha de mi última entrada, y hacer cuentas.




No me arrepiento, no me parece mal. En mi terraza se ve muy linda la espontánea planta de jitomates.

Pero me gustaría saber cómo funcionan. ¿Realmente deben morir cada planta, luego de dar fruto?

Ya les reportaré a qué supo.

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