lunes, 25 de junio de 2012

Infinitos usos del PET

Estoy avanzando en la construcción de mi invernáculo o mini invernadero. De hecho está casi terminado, salvo porque no ha sido fijado al concreto, un buen viento se lo puede llevar todo. Justamente como a todo lo demás, así que es una buena forma, si no de practicar, de al menos ejercitar o mantener en forma la relación con el anicca de todas las cosas, la impermanencia.

Algo que es curiosamente permanente en el mundo es el PET, el material con que están hechas las botellas de agua y de refrescos. No es nuevo el decir que tiene muchos usos posibles, o ilustrarlos; eso mismo haré ahora, no sin antes contar una pequeña historia...

Estoy construyendo mi invernáculo: gasté poco en él, pero gasté, y preferí apostarle a tener menos policarbonato del necesario, en vez de que me sobrara. Así que ahora que casi termino, veo que efectivamente me quedó un hueco.

Me topé en una página de internet con  cómo hacer paredes de invernadero con botellas de PET. Ya era demasiado tarde para hacerlo todo así pues ya tenía el policarbonato, (que es mucho más resistente, y además cuesta) pero para unos faltantes la idea era útil y aplicable. La cosa es que hay que tener un buen número de botellas idénticas.

Que obviamente no iba yo a comprar.

Así que le daba vueltas y vueltas en mi cabeza sin saber qué hacer, y por tanto haciendo eso que me sale tan bien, que es nada, hasta que de pronto un día recibí una llamada telefónica. Eran los huéspedes de un departamento que manejo en mis tiempos libres, y literalmente la llamada fue algo así: "Hola Roberto, te llamamos porque durante nuestra estancia estuvimos comprando botellas de agua y ahora tenemos muchísimos envases vacíos iguales y queremos ver si tú tienes idea de qué hacer con ellos".

Tal cual.

Así que, armado con cutter y engrapadora, y una buena superficie de trabajo reciclable -e ilegal-, lo primero que hice fue un sistema recolector de agua de lluvia.



Lo segundo, tapar el hueco en la pared del invernáculo.



Pronto publicaré más fotos del invernáculo. Si el viento, claro está, no se lo lleva.

Por lo pronto, sigo asombrado -y contento, y orgulloso- con el progreso de los jitomates de azotea en las macetas colgantes:


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