Este es definitivamente el mejor método para mantener a las plantas contentas, siempre humectadas, sin estrés, y sin tener que regarlas todos los días.
Los cántaros de barro, y mejor aún, los guajes:
Aquí puede observarse a donde está el nivel del agua transminando. Eso es la felicidad. Digo es evidente que se entierran junto a la planta, no es así? No tengo ni que decirlo. ¿Que por qué no lo enterré todo? Vaya usté a saber.
Esta vez no quiero que se estresen. Esta vez no quiero que se enfermen. Esta vez quiero que sean de concurso. Vamos a ver qué logramos. Así van:
No a todos mis jitomates les toca el tratamiento estrella de la olla de barro. Tengo una manguera con agujeritos y trozos de tela que gotean mientras que con la mangera lleno las ollas de barro de las que sí tienen. Me explico? En esta ocasión sembré arúgulas junto a los jitomates, tengo entendido que se complementan bien.
Los pongo aqui con esperanza de que, en junio y julio, en agosto y septiembre, pueda publicar fotos parecidas pero rebosantes de follaje y frutos.
No cabe duda que la agricultura moldeó el cerebro humano. La imaginación, la anticipación, la búsqueda y sobre todo la esperanza.
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