Curiosamente estábamos a punto de salir de vacaciones, mas yo no estaba dispuesto a dejar que mis jitomates tan largamente esperados se quedaran en el refri esperando la putrefacción. Así que los llevé con nosotros en el auto y unos días antes de Navidad me hice una ensalada frente al mar, con aceite de oliva y pimienta y sal.
Estoy seguro que gracias a los nutrientes orgánicos y naturales obtenidos a lo largo de los meses en mi azotea, fue que adquirí el tono rojizo adicional en mi bronceado playero.
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