Ante mi desesperada lucha contra los gatos, propios y extraños, mi mujer ideó una solución que presento aquí, y que sin duda fue determinante en que existiera una cosecha decente y limpia el año pasado:
Ya después yo le coloqué unos toques ecologistas que facilitan su manejo:
La cubeta es una lombricomposta diseñada por el Profesor Aguilar. Ahí están "mis niñas" comiendo parte de nuestros desperdicios.
Sin embargo, la vida en el campo es una lucha a muerte; los asesinos están en todos lados, y no hay malla que detenga a un enemigo lo suficientemente pequeño.
Así se ve una hoja de calabaza enferma. Nunca la pude comer.
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