Veo con sorpresa que hay un número considerable de visitas a esta página (más de una por error, estoy seguro, o serán robots, o simples despistados); pero ante eso, el reclamo directo de algún twitero, mi vanidad y el ecologismo propio de estas épocas del año, vengo de regreso a contar mis aventuras.
Tendré que dejar de preocuparme por el valor literario de las entradas; estoy seguro que no tendrá ninguno. También tendré que dejar de preocuparme por tomar y poner fotos; lo haré a veces, pero eso no deberá ser impedimento para escribir algo. Finalmente, lo que yo quería de este blog era que que me sirviese como calendario; es decir, poder saber cuándo hice cada cosa para tener una idea un poco más precisa de qué está pasando en mi terraza.
Y bueno, seguiré comentando otras acciones ecologistas que realice, como irme en bicicleta a la oficina o no bañarme.
Así que queda aquí el compromiso por volver; en la entrada inmediata siguiente trataré de resumir qué pasó con la siembra del año pasado.
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